El Carpe diem como antídoto de la nostalgia

Francisco Valentín

Llama mi atención del sugerente subtítulo del poemario: Hacia una poética de las emociones, ya que me ha recordado otro poemario anerior de la autora titulado: La sorpresa de la emoción, donde Carmen disfruta lúdicamente de las emociones, al estilo oriental de los haikus japoneses.

En otras palabras, Carmen caza las emociones, las captura y, finalmente, las encierra en unos versos de modo casi instantáneo, en especial cuando se trata de emociones que le produce la contemplación de la naturaleza castellana Y me refiero a cielos grises o de sol radiante; a trinos de pájaros; a los campos de trigos y amapolas; al cambio de estaciones que provocan en la voz poética el despertar de sensaciones, incluso me refiero a los recuerdos de la infancia en todo su esplendor de luz y de color.

El poemario muestra sutilmente el contraste entre la realidad de su tierra española con la realidad de América. A partir de este ir y venir entre fronteras es que comienza a recordar con nostalgia. Este es el marco de ensoñación que se establece en la primera parte del poemario. La palabra nostalgia, que se puede definer como la tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida, es la clave fundamental para entender la primera parte.

La voz poética va creando un mundo de ensoñación donde se van dibujando los rasgos físicos y espirituales de un destinatario ideal. Ciertas imágenes nos van presentando casi un cuadro al óleo de un caballero de mayor edad que la voz poética y que goza de gran prestigio por su autoridad y manejo de la palabra; podemos pensar en un escritor tal vez.

El paisaje castellano se presta perfectamente para el nacimiento y disfrute a plenitud de esta cercanía de seres afines en gustos, aunque – insisto- de diferente edad. Sobresalen elementos de una naturaleza que varía, según las estaciones del año comomo: los cardos, las amapolas, los trigales trigales…Una naturaleza que me precio de conocer bien, pues la conozco a través de mi viajes a España, pero que puntualizo: después de leer este poemrio, me emociona más””. Pues bien, dentro de esta realidad castellana se va desarrollando una relación amorosa que es, insisto pura ensoñación; es una imagen. Pero surge un obstáculo: la distancia que separa a la voz poética y el imaginado ser a quien ha elegido como objeto de deseo.

Una vez definido el ambiente idilico, la distancia y el deseo, hay que reparar en una apelación o llamado de la voz poética al otro ser, pues lo convoca a existir, a vivir, a dejar el mundo imaginativo. El poema Existamos es un claro ejemplo de lo que señalo:

Pero mi piel es ahora suave, voluble y alada.

Por mi alma, hasta ahora aletargada,

fluye la savia procaz

de mi deseo impúdico y voraz.

Ya soy todo un arco iris de abrazos

que esculpen en el aire tu figura.

La sed de amar se duplica, se multiplica y el hablante del poema y la figura idealizada se abrazan. Cuando finalmente se entrecruzan sus miradas, el tiempo que inevitablemente lleva a la muerte se detiene en un presente eterno. Entonces la voz poética se convierte en la cautiva de ese ser soñado e idealizado al que eterniza en un presente.

Hace finalmente un llamado para que toda esta ensoñación se convierta en realidad, en una existencia real cuando dice:

Cuando rozo exactamente el aleteo de tu mirada,

el tiempo detiene su negra escalada.

Cautiva de haberte creado, Ya no te puedo olvidar

Igualmente, en el poema Seamos, el amor ideal crece, se concreta; se torna corpóreo y el tiempo se detiene en las calles conocidas por ambos. Tanto el hablante lírico, como ese destinatario o figura idealizada se convierten en esencia, en seres reales de esta manera:

Y darte el brazo y su firmeza

con el paso detenido y elocuente.

Y la huella veraz

y la palabra luz

por tanta calle amada

entre tu vida presente

y la mía olvidada:

Encuentro en estos dos últimos poemas mencionados una insinuación al Carpe diem, esa filosofía que nos mostraron los escritores renacentistas donde se hace un llamado a aprovechar la vida presenta, ya que la muerte acecha y con todo acaba. Es el mismo llamado a disfrutar, a vivir el presente hace la voz poética.”


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